12.04.1894 23.09.1899
Al regresar de Estrasburgo Katharina Kentenich tiene que buscar un nuevo recurso para poder ganar su sustento y el de su hijo. Ya que Colonia queda cerca, se muda allí. Encuentra trabajo como cocinera, probablemente en casa de la familia von Guilleaume. Tomó ese puesto en algún momento entre 1892 y abril de 1894, pero sin llevar o tener consigo a su hijo. Y la abuela con sus 76 años ya no puede hacerse cargo de él.
En Colonia, Katharina conoce al sacerdote August Savels (12.07.1837 21.02.1915). Probablemente ella pertenece a la parroquia de los Santos Apóstoles donde él es párroco. Él es su confesor y consejero. El párroco Savels, antes de su actividad en Colonia, había sido padre espiritual y rector en Oberhausen en la Iglesia de San José. Allí, juntamente con su hermana Antonie Savels, había comenzado a acoger y cuidar niños huérfanos en la casa parroquial. Así surgió la Casa San Vicente en Oberhausen. A su hermana se agregaron otras mujeres con quienes después se incorporaron a las dominicanas de Arenberg. En 1882 se terminó de construir el edificio propio.
Parece que Katharina habló sobre su hijo con el párroco Savels y siguió su consejo de internarlo en el orfanato. Quizás una de las razones que la llevaron a tomar esta decisión fue que la educación escolar en Oberhausen era mejor que en Gymnich. La Casa San Vicente tenía una escuela primaria propia donde se impartían los dos primeros años de enseñanza y las Hermanas se preocupaban de tener buenos maestros en su escuela.
Joseph Kentenich va a este orfanato. Su madre lo lleva allí y, por un lado, lo pone al cuidado de una de las Hermanas, pero sobro todo, en la capilla de la casa se lo entrega a la Santísima Virgen. Maria deberá ser en el futuro su madre y cuidar de él. Como signo visible de la entrega y consagración del niño cuelga de la imagen de María una pequeña cruz con una cadena de oro. Había sido el regalo de su madrina para su primera comunión. Katharina Kentenich había conocido este gesto en su casa de parte de su madre Anna Maria. Su hijo, que aún no había cumplido sus 9 años, participa plenamente de esta consagración. Es un regalo central para él personalmente, pero más adelante también para la historia de Schoenstatt.
El cambio para Joseph con sus 8 años derivado de la mudanza de Gymnich a Oberhausen no podría ser más grande. En Gymnich todo el pueblo era su lugar de juegos. En Oberhausen tiene que conformarse con la casa y con la plaza infantil rodeada de muros. Hasta ese momento su madre y su abuela se habían ocupado de él, tanto como podían. En Oberhausen él es uno entre tantos. En aquel tiempo vivían 200 chicos en el orfanato. Para poder mantener un cierto ritmo durante el día y para poder cuidar a tantos chicos con poco personal y con poco dinero, las Hermanas tienen que velar porque se mantenga la disciplina y el orden. Las condiciones son modestas, pero con una higiene impecable. Se sabe que en 1911 se contaba con 45 céntimos por día para cada niño; tampoco entonces esto era mucho. Así es que tal como en muchas familias de esta época sólo los domingos se come carne. En los días laborales los chicos andan descalzos, para la lluvia tienen zapatos de madera, sólo los domingos usan zapatos. Es de suponer que Joseph añora su hogar y que se siente coartado. Dos o tres veces trata de escaparse del orfanato, pero lo encuentran enseguida y lo llevan de vuelta allí. Lo reconocen por el uniforme.
El 25 de abril de 1897, el Domingo de Cuasimodo, Joseph Kentenich recibe la Primera Comunión en Oberhausen. El 24 de Septiembre 1897 es confirmado por el obispo auxiliar de Colonia, Antonius Fischer, en la Iglesia del Sagrado Corazón en Oberhausen.
Con fecha de 23 de septiembre de 1899 está registrada su partida en los libros de la Casa San Vicente. Joseph no ha cumplido todavía sus 14 años. Vicente. José ainda não completara 14 anos.